El manto hidrolipídico es una capa fina y delicada formada por una mezcla de agua, grasa natural (sebo) y sudor. Está presente en nuestra piel, incluido el cuero cabelludo, y actúa como una barrera protectora.

En el caso del cabello, este manto es clave para:

• Mantener la hidratación natural del cuero cabelludo y del cabello.
• Proteger contra agresores externos como la contaminación, productos químicos o cambios climáticos.
• Crear un ambiente saludable para el crecimiento capilar.

«Es como un ecosistema en equilibrio: cuando está sano, todo fluye. Pero cuando se altera, el cabello puede debilitarse, secarse o incluso caerse.»

Este escudo natural es vital para la salud del cuero cabelludo y, por ende, del cabello. Su función principal es mantener la capa exterior del cuero cabelludo protegida, hidratada y en equilibrio.

¿Qué sucede si lo descuidamos?

• El cabello puede volverse seco, quebradizo y sin brillo.
• El cuero cabelludo puede irritarse, generar caspa o incluso exceso de grasa.
• La caída capilar puede acelerarse debido a un entorno desfavorable para el crecimiento.

«Imagina un jardín: si la tierra no está sana, las plantas no crecerán fuertes. Lo mismo ocurre con tu cabello y tu cuero cabelludo.»

El ritmo de vida actual y ciertos hábitos pueden debilitar o incluso destruir esta capa protectora. Aquí algunos de los principales culpables:

• Lavados excesivos o con productos agresivos: Champús con sulfatos o productos con alcohol pueden despojar al cuero cabelludo de sus aceites naturales.
• Herramientas de calor: Secadores, planchas y rizadores dañan tanto la cutícula del cabello como esta capa protectora.
• Uso excesivo de productos químicos: Tintes, decoloraciones y tratamientos capilares fuertes.
• Estrés y dieta desequilibrada: Estos afectan la producción natural de sebo y sudor, desbalanceando el manto.
• Contaminación y factores climáticos: La exposición al sol, viento o temperaturas extremas también impacta negativamente.

La buena noticia es que el manto hidrolipídico puede cuidarse y restaurarse con las medidas adecuadas. Aquí algunos consejos prácticos:

1. Escoge productos suaves y respetuosos:
   Utiliza champús y tratamientos con fórmulas naturales, biodinámicas o diseñadas específicamente para cuidar el cuero cabelludo.

2. Lava tu cabello con menos frecuencia:
   No es necesario lavar el cabello todos los días; espacia los lavados para no eliminar los aceites naturales.

3. Incorpora masajes capilares:
   Un masaje suave estimula la microcirculación, ayuda a equilibrar la producción de sebo y relaja el cuero cabelludo.

4. Protege tu cabello de agresores externos:
   Usa protectores térmicos antes de aplicar calor y gorros o sombreros para protegerte del sol o el frío extremo.

5. Nutrición y estilo de vida:
   Mantén una dieta equilibrada rica en vitaminas y minerales, especialmente las del complejo B y ácidos grasos esenciales.